♻️Patagonia – La Empresa que Gana Millones… Pidiéndote que Compres Menos
Rebeldía, ecología y negocios. Cómo una marca construyó un imperio haciendo lo contrario que el resto.
En plena era del consumo descontrolado, donde las empresas compiten por vender más y más, Patagonia decidió ir a contracorriente: pidió a sus clientes que no compraran su ropa. Literalmente. En una de sus campañas más icónicas, publicó un anuncio con una chaqueta y el mensaje: "Don't Buy This Jacket".
¿Qué clase de marca hace eso? Una que sabe exactamente en qué cree, qué vende y a quién se dirige.
Este es el viaje de una empresa que eligió un camino distinto. Y triunfó.
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El origen rebelde
Todo comenzó en 1957, cuando Yvon Chouinard, un joven apasionado por la escalada, empezó a fabricar su propio equipo en un pequeño taller en su casa. Creó un martillo de escalada más resistente y reutilizable, y luego fundó Chouinard Equipment, que con el tiempo evolucionaría hacia una empresa mucho más grande: Patagonia.
La marca como tal nació en 1973, enfocada inicialmente en ropa para alpinistas. Su nombre, "Patagonia", fue elegido porque evocaba lugares remotos y salvajes, lo que encajaba con la pasión por la naturaleza y la aventura de Chouinard y su equipo. Desde el principio, la empresa se caracterizó por una actitud anti-corporativa, con una fuerte inclinación hacia la sostenibilidad ambiental y social.
El lema era claro: fabricar productos útiles, duraderos y respetuosos con el planeta. En una época en la que eso no era tendencia, era una locura.
Vender menos para valer más
En 2011, cuando lanzó su ya mítica campaña "Don't Buy This Jacket", muchos pensaron que estaban locos. Pero el mensaje era coherente con su visión: “Compra solo lo que necesitas. Y si lo haces, haz que dure”.
El resultado fue el contrario al que cualquiera esperaría: las ventas crecieron un 30% ese año. Porque ser auténtico genera confianza. Y en un mundo saturado de marketing vacío, la honestidad es un superpoder.
La empresa también lanzó el programa Worn Wear, un servicio para reparar, reutilizar y revender productos usados. Patagonia no solo vende ropa, también enseña a cuidarla y extender su vida útil. Esto no solo refuerza su mensaje ecológico, también crea un vínculo mucho más fuerte con sus clientes.
Y en paralelo, innovan: fueron pioneros en usar poliéster reciclado, lideraron campañas contra microplásticos, y promueven la trazabilidad total en su cadena de suministro.
El negocio con propósito
Patagonia dona el 1% de sus ventas anuales a organizaciones medioambientales, una práctica que mantiene desde 1985. Es también una de las primeras compañías en recibir la certificación B Corp, lo que refleja su compromiso con altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad.
En 2022, Yvon Chouinard anunció que donaba la propiedad completa de la empresa a un fondo de lucha contra el cambio climático. En lugar de vender la compañía o hacerla pública, transfirió el 100% del capital a un fideicomiso y a una organización sin fines de lucro llamada Holdfast Collective, que reinvierte las ganancias de la empresa en causas medioambientales.
En ese momento, Patagonia estaba valorada en unos 3.000 millones de dólares. Fue uno de los gestos filantrópicos más radicales del mundo empresarial moderno.
Impacto y expansión global
Hoy Patagonia factura más de 1.000 millones de dólares al año, emplea a más de 2.500 personas y opera en múltiples países. Pero su crecimiento no ha sido a costa de sus valores, sino precisamente gracias a ellos. Desde usar poliéster reciclado y algodón orgánico hasta auditar toda su cadena de suministro, cada decisión empresarial se alinea con su misión: Salvar nuestro planeta natal.
La empresa también ha usado su influencia para causas activistas. Ha financiado documentales sobre cambio climático, ha cerrado sus tiendas durante elecciones para que sus empleados voten, e incluso ha llevado al gobierno estadounidense a juicio para proteger áreas naturales.
Más que una marca de ropa, Patagonia se ha convertido en un movimiento global de consumo consciente.
Lecciones para emprendedores e inversores
Diferenciarse no es una estrategia, es una declaración. Hacer lo opuesto a todos puede funcionar si lo haces con convicción.
Los valores no se dicen, se demuestran. El consumidor de hoy compra causas, no solo productos.
Ganar dinero no está reñido con tener propósito. Patagonia es rentable, admirada y coherente. Un caso raro, pero no imposible.
Ser pequeño no significa pensar en pequeño. Chouinard empezó vendiendo material de escalada desde su coche. Hoy, su empresa inspira a gigantes.
No subestimes el poder de un buen storytelling. Patagonia no vende chaquetas: vende una forma de estar en el mundo.
¿Y tú? ¿Estás construyendo algo que valga la pena, o solo algo que se venda?
Aprender, resistir, vender: lo que Jaume (Newsletter Bookstrapping) aprendió leyendo The Messy Middle
Hola, soy Jaume, creador de Bookstrapping, una newsletter donde comparto resúmenes de libros de no ficción que me han marcado de verdad.
Desde joven me enganché a la lectura. Para no perder las ideas importantes, empecé a hacer mis propios resúmenes, casi como notas para mí mismo. Con el tiempo pensé: ¿y si lo que me ayuda a mí también puede ayudar a otros? Hoy, más de 4.600 personas leen esos resúmenes cada mes.
Estos días he estado dándole vueltas a The Messy Middle, un libro que me ha hecho pensar mucho sobre lo que realmente implica emprender. Lo escribió Scott Belsky, fundador de Behance y uno de los inversores en startups más reconocidos del mundo. A continuación te dejo tres aprendizajes clave.
Una de las lecciones del libro es que hay que salir a la calle.
Como creador de algo nuevo, siempre estás vendiendo. Cuando buscas opiniones o mentores, estás vendiendo tu situación a quienes quieres que participen. Cuando creas un equipo, vendes tu misión. Para retener a tu equipo, estás vendiendo la noción de progreso. Si buscas capital, vendes a los inversores. Y siempre estás vendiendo a clientes y consumidores, incluso cuando ya te quieren.
Nos volvemos demasiado cerebrales con nuestras ideas de negocio y olvidamos que, a fin de cuentas, los negocios son relaciones entre personas. Sin compartir y persuadir, no tienes nada.
Un creador eficaz debe ser un buen vendedor, pero no necesariamente en el sentido tradicional. A fin de cuentas, ¿qué son las ventas? Ser un buen vendedor significa ir en busca de los demás allí donde están, en lugar de esperar a que ellos vengan a ti. Es salir a la calle en todos los sentidos, esforzarse por compartir tus ideas, debatir sus avances e invitar a que le hagan preguntas, conocer a gente de distintos campos y hablar con cualquiera que quiera escucharte.
Quieres entender los problemas de todo el mundo. Las ventas son empatía y conexiones auténticas.
Belsky también insiste en la resiliencia. Debes mantenerte vivo el tiempo suficiente para convertirte en un experto.
Empresas como Airbnb, Uber y otras han hecho precisamente esto. Sus fundadores eran ajenos a la empresa, pero tenían una opinión o visión firme sobre lo que debía cambiar. Luego se mantuvieron vivos el tiempo suficiente para convertirse en expertos y competir con mejor tecnología y una estructura de costes más baja.
Cuando se es ajeno al sector, la resistencia es el rasgo más importante. Debes saber cuándo la experiencia es una ventaja y cuándo una desventaja.
En lugar de creer que puedes «hacerlo mejor» que tus competidores, basa tu tesis en lo que crees que todos los demás están equivocados. Y lo que es más importante, tu equipo debe valorar los beneficios de permanecer juntos el tiempo suficiente para aumentar la experiencia, ganar velocidad y permitir que se desarrolle una tesis a largo plazo.
Por último, Belsky nos recuerda que seguir aprendiendo es el elixir de la vida.
El autor asegura que quienes han conocido a Warren Buffett hablan de su insaciable curiosidad. Afirma haber leído entre seiscientas mil páginas al día de libros sobre temas de interés al principio de su carrera, y sigue dedicando a la lectura más o menos el 80% de cada jornada.
Cuando alguien le preguntó una vez por su clave del éxito, Buffett señaló una pila de libros en su escritorio y dijo: "Lee quinientas páginas como ésta todos los días. Así es como funciona el conocimiento. Se acumula, como el interés compuesto. Todos ustedes pueden hacerlo, pero les garantizo que no muchos lo harán".
Esa curiosidad y la voluntad de cambiar tus convicciones comparten un tema común: el deseo persistente de aprender.